Este año, en CIFAL Málaga celebraremos el Día Mundial del Turismo (27 de septiembre) junto a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Para ello, organizamos el curso ‘Los pilares del nuevo modelo turístico: hacia la recuperación por la sostenibilidad’, que tendrá lugar en Sevilla, con un ambicioso programa en el que participarán expertos nacionales e internacionales en innovación, inteligencia artificial, comunicación y sostenibilidad aplicados al turismo. Reserva ya la fecha.

El turismo es una de las actividades económicas más importantes a nivel global. Es la tercera industria en exportaciones solo detrás de petróleo y la industria de productos químicos; genera alrededor del 10% de PIB global, produce 1 de cada 11 empleos y representa 7% de las exportaciones globales y hasta el 29% de exportaciones específicamente en el sector servicios. En más de 60 países el turismo está considerado como la principal industria exportadora y en 150 países figura entre las cinco primeras; también representa la mayor fuente de divisas para un tercio de las economías en desarrollo y para la mitad de los países considerados menos desarrollados.

En 2019, antes de la pandemia global y la desaceleración que vivimos ahora, llegamos a la cifra de 1,500 millones de turistas internacionales, y se calcula que los turistas que viajan por sus propios países realizan entre cinco y seis mil millones de viajes anualmente. El turismo bien gestionado ha sido reconocido por la Organización Mundial del Turismo (OMT) y otras instancias como una herramienta para el entendimiento cultural, promoción de la paz, apoyo para la preservación del patrimonio biocultural y una solución en la lucha contra la pobreza.

El año 2020 parecía iniciar con la normalidad de otros años; empezaba a ser noticia un brote nuevo de coronavirus que empezaba a expandirse rápidamente en China (principalmente en Wuhan) y en algunos otros países europeos, destacando Italia y España, aunque no se dimensionaba aún el problema y los cambios derivados de su impacto que habría en la salud, en las actividades económicas, en el turismo y en la sociedad en general.

Todo parece indicar que la normalidad tardará en llegar. Y cuando llegue no será la normalidad que conocíamos: de hecho, se habla ya de una nueva normalidad. Sería un desastre que tras este fuerte golpe volviéramos a un turismo que crecía mucho, pero que con ese crecimiento traía también masificación, sobreoferta, baja rentabilidad, pérdida de autenticidad, deterioro de los recursos naturales y culturales, trabajo precario y hasta rechazo en muchas ciudades. Por el contrario, parece llegado el momento de reconectar con la ciudadanía, readaptar las estructuras, renovar nuestros recursos turísticos y convencernos de que sin sostenibilidad no hay futuro.

En este sentido, proponemos los pilares sobre los que se debe asentar este nuevo turismo, que debe asentarse sobre criterios de seguridad, digitalización, una nueva comunicación, el uso masivo de datos e inteligencia artificial, diversificación y, por supuesto, sostenibilidad. El cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) no tiene vuelta atrás. En paralelo a la demanda de seguridad, el nuevo viajero va a exigir a los destinos que cumplan con todos los parámetros de higiene y cuidado medioambiental, pero también que sean social y económicamente responsables. En ello va también su propia seguridad. En este sentido, es necesario seguir apostando por aquellos certificados que pongan en valor la calidad del destino y el cumplimiento de los ODS. La Agenda 2030 tiene que consolidarse como la hoja de ruta para la reconstrucción de nuestros destinos turísticos.